Todas conocemos ese estado de ánimo en el que sólo quieres ir a a casa para encerrarte en tu habitación y aislarte de todo lo que te rodea. Es como si la puerta de tu cuarto te separara de la realidad. Tu habitación se convierte en una especie de escondite donde puedes liberarte de todo lo que has estado conteniendo a lo largo del día o simplemente explotar porque la bolsa de los problemas está demasiado llena. Te sientes cansada, cansada de todo, cansada de nada, y ni siquiera quieres que alguien este ahí diciéndote eso de "todo va a salir bien". Solo quieres estar sola. Sabes que tienes que ser fuerte porque nadie te va a curar, pero estás cansada de tener que curarte a ti misma y a los demás, cansada de ser fuerte. Solo quieres que las cosas sean más fáciles, que sean más simples. Solo quieres meterte en tu cama, ponerte música hasta quedarte dormida y esperar que llegue otro día. Y es que yo nunca he sido de olvidar los problemas con alcohol (porque nunca consigo olvidarlos así), yo prefiero reventarme los oídos con música hasta que no oiga mis pensamientos.
Solo espero que cuando te levantes al día siguiente, recuerdes que no te tienen que asustar los problemas, que tu fuerza para superarlos siempre será más fuerte que ellos, y que aunque no se pueda cambiar el pasado, siempre puedes hacer algo para mejorar el futuro.
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