domingo, enero 12

A veces se sentía llena -de sonrisas, de lágrimas, de dolor y de felicidad- y otras en cambio se sentía vacía -sin ganas de vivir, ni si quiera de sobrevivir-. Pero no sé como ella siempre conseguía salir a delante. 
No sabe si era un don, si era una virtud (o un defecto), si era que estaba en esos días del mes o vete-tú-a-saber, pero era un día de esos de cola-cao, mantas y skins.
Al final tuvo que cambiar el cola-cao por café al igual que tuvo que cambiar muchas cosas más. ¿Pero qué mas da?  Ya sólo se le daba bien escribir, pero escribir cosas sin sentido. Pero os juro que en su cuaderno rosa aún tiene algún poema que se salva, algún verso que miles de poetas matarían por poder recitar e incluso alguna declaración que más de uno hubiera deseado escuchar -o leer-.

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