domingo, enero 12

Hay varios tipos de momentos, momentos que desearías que pasaran rápidos, momentos que desearías que nunca terminasen, momentos de felicidad, momentos de tristeza, momentos bonitos, etc. Pero hacía tiempo que no tenía un momento como ese.
Se sentía llena y a la vez vacía.
Contenta y a la vez triste.
Con ganas de darlo todo y a la vez, sin ganas de moverse.
Y todo era culpa de-ese-imbécil que la estaba volviendo loca.
Hoy sí, mañana no, hoy te digo te quiero, mañana te olvido.
Y todo eso estaba haciendo que ella cambiara. Es más, se había concienciado de que tenía que cambiar, de que no quería seguir siendo así de que no quería seguir siendo ella. Quería ser otra persona. Más alta, mas delgada, mas segura, mas diferente a lo que siempre había sido.
Pero no os equivoquéis, ella adoraba su vida y le gustaba su entorno y tenía miles de motivos para seguir adelante día sí y día también.
Es solo que a veces necesitaba sentirse viva y ella, ella había dejado de vivir hacía mucho. Ella tuvo que empezar a sobrevivir cuando aún era una pre-adolescente.
¡Qué cosas nos trae la vida!
Unos empezando a vivir y otros empezando a sobrevivir.

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